Capítulo 7: Consejos

Al día siguiente: 29 de septiembre

Fue mentira todo aquello que me dijeron que podría verla, ayer la han tenido que sedar a causa de lo alterada que estaba, y aún estoy aquí esperando a que pueda verla y hablar acerca de lo que sea que haya pasado —Señor— Escucho de repente la voz de una mujer y al levantar mi mirada, veo a una doctora.

—¿Si?— Pregunto confundido y me pongo de pie —¿Aiyana está bien?— Averiguo ya un poco más preocupado.

—Soy la doctora Fernández, la psicóloga que lleva el caso de su…—

—Pareja, es mi pareja— Termino la frase.

—De su pareja— Pronuncia y sonríe —¿Podemos hablar un momento?— Me pide y asiento.

—Si, por supuesto— Respondo firme e inmediatamente ella me pide que la siga y así lo hago hasta que entramos a un consultorio.

Ella cierra la puerta detrás de nosotros, y luego se sienta del otro lado de su escritorio y cruza sus manos encima de la superficie —Tengo entendido que usted es un exagente de la inteligencia francesa, ¿cierto?— Inquiere y esto me sorprende.

—¿Cómo lo sabe?— Pregunto inquieto por saber esta información.

La doctora sonríe —La paciente me conto todo lo que estuvo pasando este último tiempo, entiendo perfectamente que todo esto los ha afectado a los dos, pero ella no pudo superar el hecho de pensar que usted murió en aquel ataque donde usted se encontraba en Paris— Relata.

—¿Me está queriendo decir que ella si se intentó suicidar?— Averiguo y niega.

—No, solo le estoy explicando porque ella reacciono así al verlo— Aclara.

—¿Y qué fue lo que le paso? ¿Por qué termino en este hospital?—  Presiono.

La doctora respira profundo —Normalmente no hablo de los casos de los pacientes con nadie, pero entiendo que la señorita Ackerman es la hija de un exembajador y este caso podría tonarse un asunto internacional— 

—¿Puede decirme que paso? Me estoy desesperando— Insisto ya con mi paciencia por el suelo.

—A eso voy, ¿usted conoce a un hombre llamado Ezequiel?— Me pregunta.

Asiento —Conocer como tal, no, pero el padre de Yana me dijo que era un hombre que encontró en Ushuaia, que él la estaba ayudando— Respondo tratando de entender por dónde va.

—Al parecer él no quería ayudarla… o tal vez sí, pero cambio de opinión— Dice.

—¿Le hizo algo?— 

—La señorita Ackerman me conto que este hombre fue quien la entrego a un grupo de secuestradores… o terroristas, no lo sé, ni siquiera ella sabe bien quienes eran. Ella perdió el conocimiento en el lugar donde la encerraron— Explica.

—¿Ella tampoco sabe lo que le hicieron?— Inquiero mientras que la rabia se apodera de mí.

La doctora niega —Tal vez no lo quiere recordar, hay pacientes que bloquean sus recuerdos como un mecanismo de defensa— Señala.

Respiro profundo —Ni siquiera sé si quiero que ella recuerde— Murmuro.

—No hay rastros de abuso sexual, pero sí de violencia física, al parecer la han golpeado y mantenido encerrada en condiciones deplorables— Me explica.

—Quiero matar a quien sea que le haya hecho algo— Declaro enfurecido. 

—Si quiere escuchar un consejo de mi parte, llévesela lejos. He escuchado su historia a detalle y ella no puede seguir viviendo así, no es justo para ningún ser humano. Sé que no es su culpa, ni la de su padre, pero si sigue así, su próximo colapso emocional será irreparable— Menciona y sé perfectamente que tiene razón.

—Tengo pensado irme lejos con ella, pero lo que quiero saber es si ella podrá recuperarse de todo esto, o si debe tomar terapia… no sé, tengo miedo de lo frágil que esta— Indago.

—Evidentemente ella es una mujer fuerte, ha pasado por muchas cosas y aún sigue luchando por su vida, la han querido asesinar y sigue aquí… hablo de usted mucho tiempo, expreso lo que significa en su vida y si le soy sincera, usted será su mejor cura— Señala haciéndome sonreír.

—Me encargare de que este bien, de que salga de todo esto— Declaro y no hay cosa que no quiera más en este mundo que eso.

—Téngale paciencia, será un proceso que recupere a quien usted conocía— Me pide y asiente.

—Tengo toda la paciencia del mundo con ella— Le aseguro y respiro profundo sabiendo que por fin voy a poder estar a su lado lejos de todo el mal que nos rodea.