36: Todo Contigo
[XIÁN]
Caminamos por la calle aun con nuestros cabellos medios húmedos a causa del agua del mar y con nuestros pies aun dejando un poco de arena por done van. Su mano entrelazada con la mía y esta sensación de que no me importa nada ni nadie, es todo lo que está bien. Si es por mí, que se aparezcan los periodistas, que me tomen mil fotos, que hagan lo que quieran, pero no quiero soltarla.
Parecemos dos adolescentes que caminan tomados de la mano por primera vez por la calle. Su mirada y la mía cruzándose en medio de sonrisas que hablan por sí solas. Sus ojos observando nuestras manos y cuando pretende soltarse, la tomo más fuerte.
—Xián, nos verán.— Susurra preocupada.
Levanto nuestras manos y planto un beso en la suya —No me importa. Que nos vean, que tomen fotografías, que digan lo que quieran; solo quiero estar así contigo.— Le explico feliz de la vida.
—Yo también guapo, pero no quiero que lo nuestro afecte tu carrera, recuerda que aún no sale mi divorcio.— Me explica.
Sé que lleva razón. Sé que, si Lauren o Madison se enteraran de esto, me dirían lo mismo. Sé que tengo una imagen que cuidar, pero también sé lo mucho que la amo y lo importante que ella se ha convertido en mi vida.
—Allegra, me cuesta mucho actuar con prudencia junto a ti. Nunca pude hacerlo y ahora que finalmente estamos juntos mucho menos.— Expreso sincero.
—¿No estarás yendo un poquito rápido tu?— Me pregunta con una enorme sonrisa en su rostro.
Me encantaría decirle que siento que estamos perdiendo tiempo cada vez que estamos lejos. Me encantaría dejarle saber que no quiero irme de su lado, que cuando esta noche la deje en su casa y vaya a la mía las cosas serán muy tristes para mí, pero también sé que ella ha pasado por mucho y no está preparada para volver a convivir con alguien y mucho menos para aceptar un compromiso más profundo —¿Te parece que estoy yendo deprisa?— Pregunto con la esperanza de que se eche a mis brazos y me pida que nunca me vaya de su casa, pero creo que no sucederá.
—¿Almorzamos aquí?— Me pregunta al llegar a la puerta de un restaurante y cambiando de tema por completo haciendo que me quede totalmente confundido.
—Eh… si claro.— Respondo algo confundido y entramos al lugar para luego seguir al camarero y subir a la terraza. No sentamos en una mesa junto a la barandilla y pedimos algo de beber. —¿Sucede algo?— Pregunto preocupado.
—Amor, no pasa nada malo, pero necesito que hablemos y que me puedas entender.— Responde mientras se coloca sus lentes de sol.
—Cariño, yo sé que no debo presionarte, Que…— Intento decir, pero ella me interrumpe inclinando su cuerpo sobre la mesa y tapando mi boca con su mano.
—Guapo, pero deja que hable.— Me dice entre risas.
Levanto mis manos en señal de que me rindo, y cuando quita su mano finalmente hablo —Allegra, lo siento. Te escucho preciosa.— Le digo y ahí está esa sonrisa que me quita el aliento.
—Xián, ya te he dicho que te amo, ¿no?— Pregunta y asiento con mi cabeza. —Me haces feliz. Nadie nunca me ha hecho tan feliz como tú, y yo solo quiero hacer lo mismo contigo, pero a veces tengo miedo.— Declara.
—¿Me tienes miedo?— Interrumpo algo preocupado.
—No amor, no te tengo miedo a ti. Tengo miedo de todo, de que las cosas no salgan bien, de que pueda arruinar tu carrera, de que no esté preparada para recibir todo ese gran amor que tú tienes, de que no pueda avanzar en esta relación contigo. Cada paso que doy contigo es un nuevo desafío para mí.— Dice angustiada.
—Cariño…— Intento decir.
—No amor, déjame seguir. Estoy lastimada Xián, si bien tú has quitado todas sus malditas huellas de mi piel, aun han quedado huellas de su maldito abuso en mi alma, en mi mente. Siento que quiero escapar completamente de su prisión, pero siento que siempre esta su maldita mano sujetándome con fuerza para que no pueda escapar— Habla.
La escucho decirme todas esas cosas y quisiera tener el poder de mover las agujas del reloj hasta el día donde la conocí y haberla enamorado desde aquel momento en vez de haberme comportado como un idiota. Quisiera pedirle que solo me ame, que se quede conmigo, y de esa manera nunca se hubiese casado con él.
—Yo lo sé amor… sé que tú quieres—
—Quiero y te prometo que podre tener todo contigo, pero tenme paciencia por favor.—Me interrumpe.
—¿Paciencia? Esto para mí no es ningún sacrificio. Para mí es un honor ser parte de tu vida amor. Solo quiero que te sientas segura a mi lado y que puedas saber lo mucho que te amo.— Expreso sincero.
—Créeme que me doy cuenta, guapo.— Dice sonriente. —Y se2 que en algún momento estaré lista para que juntos construyamos algo más de lo que ya tenemos…—
—¿Qué te imaginas a mi lado?— Pregunto con muchísima curiosidad.
—¿Qué te imaginas tu?— Cuestiona sin responderme.
—¡Eso es trampa!— Reclamo entre risas.
—Está permitido este tipo de trampas.— Declara y sigue expectante a mi respuesta.
—No estaba al tanto de esa regla, pero vale… a tu lado me imagino de todo.— Respondo firme.
—¿Y todo es?— Presiona.
—Dormir a tu lado todas las noches, permanecer juntos muchísimo tiempo. — Digo exagerando. —Me imagino recorriendo el mundo contigo, teniendo hijos, casados… no sé, todo.— Expreso perdido en su sonrisa. —¿Y tú?— Inquiero.
—Yo me imagino lo que tú te imaginas…— Declara.
«Que me dé una buena razón en este momento por no comérmela a besos aquí mismo por favor… » Grita mi subconsciente intentando reprimir todo esto que quiero ahora con ella.
—¿Puedo tomar su orden?— Interrumpe un camarero el cual al parecer es esa buena razón… No estamos solos.
Deja un comentario